Por Franco Luca

Tuve la suerte de volver a Austin este año y ser testigo presencial del SXSW 2024, un festival único por su característica de cruzar creatividad, tecnología, film, música (incluso, algunas cosas más) y contar con los referentes globales en la tendencia de cada una de esas verticales. Como era de esperarse, la Inteligencia Artificial atravesó absolutamente todos los contenidos, impulsando discusiones sobre su integración en nuestra vida diaria y profesional. 

Las charlas no solo se centraron en la tecnología, sino también en cómo está afectando a la sociedad, sobre cómo siempre el diseño humanizó a la tecnología y el peligro de que esto ocurra con la IA. En un plano más antropológico, entender si la IA nos transformará de humanos que crean y responden a personas que curan y preguntan. Se abordó la posibilidad de un futuro próximo con un salario universal, las computadoras cada vez más cerca de nuestras caras (Apple Vision y afines).

También fui espectador de algunas contradicciones propias de esta época, con las pocas certezas que transitamos: la misma comunidad que siempre abogó por el open source y la descentralización de la tecnología (para no depender de los Estados) ahora está pidiendo la intervención de autoridades para darle un marco ético, legal y de control a la IA. 

Una combinación de FOMO y algo de existencialismo, pero lejos del pánico, dejé Austin con la sensación de que estamos transitando una nueva etapa de la humanidad, en la cual todavía hay más preguntas que respuestas. Amy Webb nos habló de un nuevo concepto que nos iguala, un nuevo cluster que nos pone a los Boomers y a los Gen Z en el mismo lugar: la "Gen-T", la generación de la transición. Ahí estamos todos, más o menos, en la misma. Sin duda, se vienen tiempos interesantes, para los cuales tenemos que estar atentos, informados y, como dijo John Maeda, VP de IA y Diseño de Microsoft, nos tiene que encontrar pensando y hablando en machine.